El último día de 2019 fue asesinado en el centro de Bogotá un comerciante de San Victorino que se movilizaba en su vehículo particular. Lo atacó un hombre que le disparó en un semáforo.
El vehículo fue a parar contra la fachada de una vivienda, y a su paso alcanzó a golpear a otra persona.
Ese fue uno de los 6.466 casos de sicariato que se registraron el año pasado en el país, cifra que genera alerta en algunas regiones en las que esa práctica va en aumento.
Un estudio de la Fiscalía General señala que el sicariato subió en Colombia frente al registro de 2018, cuando se reportaron 6.408 casos, lo que representa un incremento del 0,91 por ciento.
Mientras que en 2018 los casos de sicariato representaron 50,9 por ciento de los homicidios dolosos, esa proporción aumentó a 52,6 por ciento el año pasado.
Esa cifra genera preocupación si se tiene en cuenta que el homicidio en general se redujo en el país, pasando de 12.584 casos en 2018 a 12.277 en 2019, lo cual representó con una reducción de 307 víctimas.
No obstante los esfuerzos de las autoridades y los mandatarios locales y regionales, continúan registrándose casos de asesinatos por encargo, y se siguen desmantelando redes criminales, incluso en ciudades como Bogotá, donde a finales de 2018 se intervino una temida oficina de cobro que funcionaba desde el sector de sanandresito de la 38 y tenía nexos con un clan esmeraldero.
Según reportes de la Fiscalía, se han logrado esclarecer 1.329 de los hechos de sicariato registrados el año pasado, lo que representa una tasa de éxito en la judicialización de los victimarios del 20,55 por ciento.
Aunque en algunas regiones se redujo el número de casos, las cifras siguen siendo tan altas que continúan a la cabeza en los reportes de las autoridades. Esto sucede con Nariño, en donde en 2018 hubo 419 víctimas y el año pasado fueron 357; Medellín, que pasó de 468 en 2018 a 431 el año pasado; Bogotá, que de un año a otro pasó de 290 a 284 casos; Norte de Santanter, que pasó de 344 a 216 casos, y Quindío, que en 2018 reportó 147 y el año pasado, 115.
En otras regiones, esas acciones están en aumento. Así se reportó en Cauca, donde se ha registrado el mayor número de ataques a líderes sociales y excombatientes en el país. Allí, en 2018 se reportaron 241 casos, y en 2019 fueron 321 las víctimas reportadas. En Córdoba se reportaron 263 víctimas en 2018, y en 2019 fueron 330, Putumayo pasó de 101 a 112, y Atlántico, de 283 a 289 víctimas.
Detrás de los casos de sicariato siempre hay organizaciones criminales establecidas
En los reportes de casos catalogados como sicariato figuran los asesinados de defensores de derechos humanos y excombatientes de las Farc que se acogieron al proceso de paz y fueron atacados cuando avanzaban en su proceso de reinserción a la vida civil.
Daniel Mejía, profesor universitario y exsecretario de Seguridad de Bogotá, señaló que, aunque el incremento de esa modalidad de un año a otro es baja, no deja de generar preocupación, y que ese tipo de prácticas obligan a las autoridades a ser mucho más efectivas en inteligencia y lucha contra el crimen organizado. A fin de cuentas, se trata de una especialización del crimen.
“Detrás de los casos de sicariato siempre hay organizaciones criminales establecidas, que se dedican a cometer varios delitos, entre ellos ofrecer sus servicios para cometer homicidio. Esto se combate con estrategias puntuales para golpear esas redes criminales”, indicó, tras señalar que en casos como los homicidios por riñas se aplican estrategias como las campañas de cultura ciudadana, que frente al sicariato no son efectivas.