viones y trenes circulan este domingo en Italia, donde un grado de confusión reina en torno al decreto aprobado la pasada madrugada por el Gobierno para frenar el coronavirus.
Los trenes entre Roma y Milán, capital de la región de Lombardía, incluida en la “zona roja”, siguen circulando por el momento, al igual que los vuelos entre ambas ciudades.
En la estación de Termini, en la capital italiana, siguen llegando los trenes de Milán y también saliendo hacia este destino, como ha podido comprobar EFE.
Los pocos viajeros que han llegado desde la capital lombarda no han sido sometidos a ningún tipo de control y la estación aparece con mucho menos público del habitual.
En el aeropuerto de Fiumicino, el principal de Roma, también se observa muy poco movimiento de pasajeros y algunos vuelos han sido cancelados.
De los cuatro vuelos programados para esta mañana desde Milán Linate solo uno fue cancelado, mientras los otros aterrizaron prácticamente vacíos.
Siguen saliendo los vuelos hacia destinos del norte, como Milán o Venecia.
Y los vuelos internacionales programados están operando con normalidad.
El aeropuerto milánes aparecía hoy semivacío y con muy poco movimiento de personas, según los medios italianos.
Según informa Ansa, hay pocos vuelos cancelados, casi todos de Alitalia, uno con destino a Roma, otro hacia Perugia y otros para Fráncfort, Bruselas y Londres, pero sí está previsto que salga otro vuelo a Londres de British Airways.
El presidente del Gobierno italiano, Giuseppe Conte, firmó esta madrugada el decreto con el que se quiere luchar contra la difusión del coronavirus y que aísla prácticamente y paraliza la actividad de 16 millones de personas que viven en la región de Lombardía y otras 14 provincias italianas.
Tras filtrarse la norma en la tarde-noche del sábado, antes de su firma, los medios italianos informaban de que numerosas personas se lanzaron a tomar los últimos trenes de la noche que salían de la estación de Milán.
Y a primeras horas de hoy, la estación de autobuses de Milán de donde salen los autobuses a toda Italia y al extranjero estaba abarrotada, especialmente por foráneos, preocupados por no poder regresar a sus países, y estudiantes que quieren regresar con sus familias.