En el mundo económico, un campo que coloquialmente se dice es manejado por hombres, las investigadoras y las economistas han consolidado un lugar de liderazgo. A partir del ranking que elabora el Research Papers in Economics (RePEc), LR decidió destacar a algunas de las investigadoras colombianas más citadas y economistas que sobresalen en la actualidad, consultarles cómo perciben el crecimiento y la pobreza.
Dentro de este listado, la economista Marcela Eslava aparece como la principal referenciada, entre hombres y mujeres de todo el país, por encima de personalidades como José Antonio Ocampo o Alejandro Gaviria.
La académica es egresada de la Universidad de los Andes, institución en la cual es investigadora asociada, y posee un PhD en economía en la Universidad de Maryland. Su investigación se enfoca en la relación entre dinámica de empresas, productividad y regulaciones. Es miembro de la Asociación de Economía de América Latina y el Caribe (Lacea), del Consejo de Administración del Instituto de Investigación sobre Desarrollo, Crecimiento y Economía (Ridge) y del Comité Regional para Latinoamérica de la Sociedad Econométrica.
Raquel Bernal, número 18 en citaciones del RePEc, también es investigadora de Los Andes y es doctora en Economía de la Universidad de Nueva York. Su investigación se centra en economía social, de la educación, de los hogares y laboral y los determinantes del capital humano, sobre todo durante la primera infancia.
La investigadora de Fedesarrollo, Natalia Salazar, también aparece entre los colombianos en el RePEc, en la posición 47. La economista uniandina, que estará vinculada desde enero al Fondo Monetario Internacional (FMI), fue viceministra Técnica de Hacienda y ha sido subdirectora de Fedesarrollo y vicepresidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif). Sus áreas de interés son macroeconomía, política fiscal, monetaria y financiera y tiene un máster en economía de la Universidad de los Andes y uno en periodismo de Georgetown.
Pese a este listado y a que las mujeres vienen ganando espacio en el mundo de los economistas, en la historia de Colombia nunca ha habido una ministra de Hacienda y de 24 codirectores que han pasado por el Banco de la República solo tres han sido mujeres. Dos de ellas están actualmente en el cargo: Ana Fernanda Maiguashca y Carolina Soto Losada.
Adicionalmente, a nivel nacional, de acuerdo con el Ranking Par, en las juntas directivas y directorios solo 24,6% de los cargos son ocupados por mujeres, y de acuerdo con el Dane y ONU Mujeres, por cada $100 que ganan los hombres, las mujeres solo reciben, en promedio, $88. Tanto Maiguashca como Soto son egresadas de la Universidad de los Andes. Maiguashca tiene un MBA en Finanzas de Columbia, fue viceministra Técnica del Ministerio de Hacienda y ha estado vinculada a la junta del Emisor desde 2013. Soto llegó al Banco el año pasado, antes fue alta Consejera para el Sector Privado y Competitividad de la Presidencia, viceministra General de Hacienda y vicepresidente ejecutiva de Fasecolda.
Marcela Eslava
Para Eslava, “el mayor obstáculo para el crecimiento de la economía colombiana es su debilidad estatal. Ésta implica la paradójica convivencia de exceso normativo e incapacidad para hacer cumplir las normas, caldo de cultivo perfecto para la informalidad”. Además, critica que esto se refleja en corrupción, ineficiencia de la administración pública, y dificultad para el emprendimiento y la empresarialidad de alto impacto. Para reducir la pobreza de manera sostenible, dice que se requiere “nivelar la cancha en acceso a oportunidades de educación, dotar el sistema tributario de una progresividad que actualmente no tiene, y focalizar los subsidios del Estado”.
Raquel Bernal
Bernal asegura que se debe trabajar en reducir la desigualdad. “La estrategia fundamental para lograr el crecimiento económico, progreso e igualdad que soñamos para Colombia es, sin lugar a dudas, la educación pertinente y de calidad”, sostiene la académica, quien enfatiza en que es indispensable formar capital humano para producir valor agregado. En materia educativa, opina que se deben hacer inversiones tempranas en los niños a través de educación inicial, mejor nutrición, programas de formación de padres para promover buenas prácticas parentales y salud, que deben complementarse “con educación de buena calidad durante todo el continuo educativo de un individuo”.
Natalia Salazar
“El crecimiento depende de tres elementos fundamentalmente: capital físico, mano de obra y productividad. En Colombia la mayor restricción se identifica en productividad, que ha crecido poco desde los 80, manteniéndose en niveles bajos”, opina Salazar, quien asegura que se debe aumentar la calidad de la educación y promover la innovación. Frente a la pobreza, la investigadora destaca que entre 2012 y 2017 se dio una reducción cercana a 25%, “pero sigue habiendo pobreza, sobre todo en zonas rurales y más apartadas”. También, asegura que, aprovechando la paz, se debe desarrollar el campo y dice que se puede hacer más eficiente y eficaz su gasto público.
Ana Fernanda Maiguashca
En relación con lo que debe hacer Colombia para aumentar sus niveles de crecimiento económico, por encima de una tasa de 3,5%, Maiguashca asegura que el país “tiene que hacer un tránsito en el que todos admitimos reformas dolorosas: muchos pedazos de la población tenemos que soltar protecciones, privilegios, que hoy nos impiden estar mejor a todos”. La codirectora también menciona que en este momento “hay muchas reformas pendientes, que todas van en ese sentido y que nos permitirían crecer más y combatir la pobreza”, un indicador que el año pasado aumentó y se fijó en 27% de la población colombiana de acuerdo con el Dane.
Carolina Soto
“Para crecer más de 3,5%, más de 4%, Colombia debe diversificar su canasta exportadora, insertarse en las cadenas globales de valor”, menciona la codirectora, y asegura que también es necesario reducir el llamado costo país, que tiene que ver con costos logísticos, de transacción y seguridad jurídica. Para Soto, “los diagnósticos están hechos y las políticas diseñadas”, pero el reto está en la implementación. Para reducir la pobreza, asegura que la clave “pasa por el fortalecimiento del acceso y la calidad de la educación, su pertinencia con el desarrollo productivo, y la consciencia de que superar la pobreza es un esfuerzo de todos”.