Con del pasar de los meses, la ciencia sigue cubriendo un papel primordial en el conocimiento cada vez más profundo del virus del SARS CoV-2 y de las herramientas con las que cuenta el ser humano para combatir y superar la COVID-19. Una de esas piezas fundamentales de la fisiología humana y un arma que permite al cuerpo hacerle frente a esta pandemia y a los múltiples virus a través de la evolución humana, es la función de la memoria inmunitaria.
“Es una función del sistema inmune adquirida que permite reconocer de manera rápida y eficiente a los antígenos de patógenos, células tumorales, células o tejidos del propio individuo, o a cualquier otro antígeno, cuando el sistema inmune los encuentra por segunda vez o en ocasiones subsecuentes que los identifica como algo extraño y le permite al cuerpo defenderse”, explicó José Alejandro Mojica, infectólogo pediatra de la Subdirección de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social.
Es así, explicó Mojica, que esta memoria inmunitaria cumple su rol cuando el organismo de un individuo con una experiencia inmunitaria; por ejemplo, una persona que ya se ha contagiado de un algún virus, al superar la enfermedad que la produce o al haberse vacunado por los anticuerpos que se generan y al reencontrarse con el mismo antígeno ya lo reconoce, esta provoca una respuesta inmune que lo blinda y protege de enfermarse.
La memoria inmunitaria es primordial para mejorar los diagnósticos y la respuesta a las vacunas, así como para para evaluar la futura evolución de la pandemia. “Si bien los números de casos diarios de covid-19 siguen incrementando, continua en estudio el hecho de que ante una primera infección, el tiempo y la duración de la inmunidad protectora que se ha establecido es de 90 dias”, reseñó Mojica.