CRUDO, cortometraje de Egresado de Unicauca que reflexiona sobre la reconciliación

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CRUDO, es un drama de 13 minutos, escrito y dirigido por el Maestro en Artes Plásticas, Álvaro Ruiz Velasco, producido por Ana María Muñoz en asocio con CineCultivo y Pasolini en Medellín, con el apoyo del Fondo de Desarrollo Cinematográfico FDC y protagonizado por Karen Torres Iles, Jhon Narváez y Álvaro Rodríguez.

El estreno del audiovisual está programado el sábado 9 de octubre, a las 7:30 de la noche en el parque General Santander en Mercaderes, Cauca.

“Esta historia se basa en hechos reales, ya que tuve la oportunidad de conocer a su protagonista, quien me contó su experiencia de vida mientras realizábamos para el Colectivo de Comunicaciones de los Montes de María una serie de piezas audiovisuales sobre casos emblemáticos de violaciones de Derechos Humanos en esta región del caribe colombiano”, manifestó el Director Egresado de la Universidad del Cauca.

Agrega Álvaro Ruiz Velasco que al escuchar este relato, de parte de una mujer que hoy en día es una líder social, en un remoto corregimiento del departamento de Sucre, nació casi que inmediatamente la necesidad de poner en escena y contar esta historia, en la cual se devela la fuerza del perdón y la resilencia humana, cómo la clave para la reconciliación intima, personal y además aportar en el primer paso para la convivencia social, al sobrepasar el duelo y la venganza, temas que nos atañe a todos los colombianos en nuestra cotidiana rutina y en nuestro sentido moral diario.

“Este cortometraje es un llamado a repensar el tema de la reconciliación, tan en boga políticamente y a la vez tan banalizado. La reconciliación como una acción que tiene alcances más allá de actos legislativos, o agendas políticas las cuales están muy lejos de comprender la complejidad del perdonar y caminar de la mano junto al verdugo. Esto es una decisión moral, que no se presenta pura, sino que reconciliarse es en sí un conflicto que puede traer consigo cierta sensación de traición de sí mismo, una derrota, que es ambigua, vacía y que es un peso para la persona que realmente la vive”.

Añade que en esa dificultad está la belleza de esta historia, proponiendo mecanismos estéticos, formas de diálogo visual para la superación del duelo y de la venganza.

“La fotografía del cortometraje se basó en un manejo de cámara que establece una cercanía con los personajes principales; Edelmira y Albeiro, cercanía que esperamos potenciar en el montaje y lograr así una transferencia de sentimientos, usando primeros planos de sus rostros y sus detalles gestuales en escena. Movimientos, miradas y sonidos que generan la conexión del espectador con los estados anímicos de impotencia y padecimiento, angustia y soledad, al tiempo que emergen los sentimientos de compañía, respeto y comprensión ante los errores del otro, de sí mismo y de todos”, concluye.

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