
La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas -UBPD- entregó dignamente el cuerpo de Daniel Hernández Ramírez, desaparecido en Santander de Quilichao, Cauca en 1991. Daniel, quien pertenecía a las extintas Farc, murió en medio de las hostilidades del conflicto armado cuatro días después del nacimiento de su primogénita, a quien bautizaron como Daniela Mostacilla y dejarían al cuidado de una madre comunitaria. Años después, la búsqueda de Daniel Hernández fue convirtiéndose para su hija en una misión que la llevó a emprender una investigación empírica donde recopiló información, fuentes e hipótesis sobre las circunstancias de los hechos con el fin de sumar pistas para dar con el paradero de su padre. Pese a ello, las voces eran pocas y los registros nulos. Ni fotos, ni documentos ayudaban a soportar certeza de su proceso. Durante más de 18 años de búsqueda Daniela tuvo innumerables dificultades de seguridad, emocionales, entre otras. Pero el desafío más complejo sería dar con la identidad de su padre, ya que por haber pertenecido a un grupo armado y por las circunstancias propias de la guerra no tenía documento de identificación alguno. Es decir que, establecer la certeza sobre quién era y dónde estaba el cuerpo dependía de la precisión de la investigación que Daniela afinó con el tiempo. Trascendió que en 2020 permitieran a Daniela encontrar el lugar exacto donde estaría inhumado su padre. En 2022 la Unidad de Búsqueda junto con autoridades indígenas del pueblo Nasa del resguardo San Lorenzo de Caldono, acompañaron el proceso de exhumación. Posteriormente la Unidad de Búsqueda remitió los restos óseos al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para que pudiesen demostrar la relación genética entre padre e hija. Finalmente, el 30 de septiembre de 2023, Daniela pudo recibir de parte de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, en articulación con el Instituto Nacional de Medicina Legal y la JEP el cuerpo de su padre.