¿Cómo hacer para que los libros enamoren a los más pequeños?

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Así como no todos los libros encajan con el gusto de un adulto, tampoco todos se ajustan al gusto de los niños. No porque un ejemplar tenga ilustraciones llamativas, sea grandote o diminuto, o incluso si se le califica como uno de “los más vendidos”, significa que cale con los intereses de su pequeño.

En esta edición de la Fiesta del Libro y la Cultura, está abierto por sexta vez el Salón del Libro Infantil y Juvenil. Cientos de títulos, clasificados por temáticas se le presentarán a ese niño delante de sus ojos: habrá unos sobre monstruos, otros inspirados en personajes del mundo y hasta acerca de expediciones, el tema principal de la Fiesta.

En medio de esa inmensa oferta, ¿por dónde coger para que la literatura realmente sea algo que el niño disfrute y haga parte de su cotidianidad?

Cuando apenas empiezan

Un lector no nace de repente, se va formando con el tiempo. Si se quiere ir a fondo, el proceso arranca desde antes de que el niño sepa leer. En el caso de los bebés, un primer acercamiento son las voces de sus padres. La tradición oral es una parte natural de la lectura.

“Una de las cosas que pueden hacer para estimularlos a la lectura es cantándoles, leyéndoles poesía, adivinanzas, trabalenguas, pero en especial interpretando canciones y arrullos que evoquen ese encuentro entre madre e hijo”, cuenta Adriana Castaño, promotora de lectura en primera infancia de la Fundación Ratón de Biblioteca.

En el Jardín Lectura Viva de la Fiesta del Libro hay más de 2.500 talleres de promoción de lectura y oralidad. Los padres, incluso de niños muy pequeños, pueden encontrar un espacio para conectarse con sus hijos a través de actividades allí.

A medida que los niños van creciendo, se van enlazando con el mundo que están explorando. En los primeros años se podrán relacionar con libros sobre cómo ir al baño, señala Castaño como ejemplo. Cuando ya superan esa etapa, “pueden buscar textos con historias que ya tengan un inicio, nudo y desenlace”, añade y recomienda algunos autores como Ivar Da Coll, Keiko Kasza, Irene Vasco y Yolanda Reyes.

Juntos en el proceso

Al momento de escoger un título, los asesores de las librerías o salones partirán desde dos preguntas para ayudarle: ¿cuántos años tiene el niño? y ¿qué le gusta?

La edad, por supuesto, es un indicador de las capacidades lectoras que puede tener el niño, pero ojalá la decisión también sea orientada por el gusto, que ese libro que está por adquirir le llame la atención al niño. “Yo lamento mucho que los papás a veces no escuchan a los niños”, señala Andrés Chávez, director de la Fundación Mulato y la Librería Teatral. Algunos padres se empeñan en forzar una lectura a sus niños, cuando debería ser un proceso de gusto.

Por otro lado, el acompañamiento es fundamental. “El lector se desarrolla en un ambiente propicio para eso”, destaca Luis Alberto Márquez, colaborador del Salón del Libro Infantil y Juvenil. “Se recomienda tener libros en casa, hacer lecturas en voz alta y demostrar afecto con ellos”.

Lo ideal es buscar espacios tanto en el hogar como fuera, añade Castaño. Ir a lugares como la Fiesta, bibliotecas o librerías permite que los textos sean parte de la cotidianidad y no una actividad impuesta.

Hay múltiples mundos entre las páginas, compártalos con ellos para que la lectura sea un proceso en el que los niños, desde un comienzo, se sientan parte de la historia .

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