El monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Popayán, habló sobre lo que significa esta inusual Semana Santa que vive este año el mundo debido a la pandemia de COVID-19. Aseguró que esta decisión de suspender las procesiones es la capital del Cauca “fue tomada con responsabilidad por la vida, pero con dolor”. Y es que, tal como lo recordó, ni siquiera en el terremoto 1983 suspendieron las procesiones.
“Ahora lo hacemos preventivamente; las calles están desiertas, solitarias, pero los templos están con la celebración, pero lo viviremos por las plataformas virtuales, llegando hasta las casas”, señaló monseñor Roa. El prelado aseguró que este año, por la crisis mundial, se está haciendo un signo: “A la hora de cada procesión, estaremos tocando las campanas en estos días de pandemia”. Sin embargo, se confirmó que se estudia que, cuando termine todo, se pueda programar una cita “durante el año para celebrar la vida a través de las procesiones”.
El arzobispo Roa envió un mensaje a los fieles para vivir en casa esta Semana Santa tal como en las procesiones y templos: “La mejor oración que podemos ofrecer es quedarnos en casa, colaborar para que la vida sea respetada”. También se refirió a la confesión y a la imposibilidad de los feligreses de cumplir dicho sacramento por la crisis mundial y las medidas de prevención tomadas en distintos países.
“La iglesia ha sido muy clara en el tema del sacramento de la confesión. Se seguirá haciendo solo de manera presencial lo que se busca es conservar el secreto de confesión”, dijo el arzobispo de Popayán.