Estudiante de posgrado de Unicauca participa en investigación internacional sobre percepción de la vacuna para COVID-19

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En población no profesional de la salud, la decisión de vacunarse no parece tan sencilla como debería, debido al “altavoz” de la desinformación y los movimientos antivacunas que se mueven en internet. Manifiesta Jorge Andrés Sánchez Duque, residente de III año de la Especialidad en Medicina Familiar de la Universidad del Cauca, quien participó en la ejecución de un trabajo de investigación sobre la percepción de la vacunación para la COVID-19 en población no médica, realizado en Bangladés, Colombia, India, Malasia, Estados Unidos y Zimbabue.

El artículo fue financiado por Research Council of Norway, Noruega; y fue publicado en la revista internacional Behavioral Sciences, indexada en Scopus Q2 y en PubMed y puede verse en este enlace.

 


Principales fuentes de información de la población encuestada.


El médico Jorge Andrés Sánchez Duque participó en dicho trabajo, representando al Grupo de Investigación Salud, Familia y Sociedad, adscrito al departamento de Medicina Social y Salud Familiar de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Cauca.
 
“La vacunación no es algo nuevo, la literatura científica reporta la práctica de la variolización desde 1671, sin embargo se cree que esta se implementa desde comienzos del siglo XI D.C,  en China e India. Esta práctica consistía en la exposición de población sana a ropa sucia de personas con viruela o a pus de enfermos leves. Sin embargo, fue sólo hasta 1796, que el médico inglés Edward Jenner desarrolló la primera vacuna de la historia, la vacuna de la viruela, una enfermedad que fue declarada erradicada por la OMS el 8 de mayo de 1980, cuando para el siglo XVIII cobraba más de 400.000 vidas anualmente”.
 
No en todos los casos se ha logrado la erradicación de los microorganismos, sin embargo, es indiscutible la reducción del número de muertes asociadas a enfermedades infectocontagiosas a partir del desarrollo de sus vacunas, como el caso de la Tuberculosis (1921), la poliomielitis (1952), el Ántrax (1954), el Sarampión (1963), la Hepatitis B (1981), o el Virus del papiloma humano (2006).
 

 
Características sociodemográficas de los encuestados.

 
Jorge Andrés Sánchez Duque agrega que para los profesionales de la salud en general, es claro que la vacunación para el SARS-CoV-2 u otro microorganismo, así como el consumo de cualquier medicamento, supone un riesgo en sí, sin embargo, es claro también que, al superar las fases de ensayos clínicos, estos riesgos se reducen considerablemente, y que a pesar de la rapidez con la cual se han desarrollado las vacunas para el SARS-CoV-2, el riesgo de no vacunarse es indiscutiblemente mayor, al de vacunarse.

“Comprendiendo este problema, y a sabiendas de que la vacunación es voluntaria en la mayoría de países, nos plantemos la realización de un estudio internacional que permitiera identificar conocimientos, actitudes y prácticas sobre vacunación para SARS-CoV-2 en población no médica, que permitiera ser el punto de partida para realizar intervenciones enfocadas en lograr una mayor y más acelerada vacunación de nuestra población”.

El estudio que contó con 781 participantes de más de seis países, logró identificar que el 50% (393) de la población había recibido al menos una dosis de una de las vacunas aprobadas, y fueron quienes presentaron una mayor puntuación en cuánto a conocimientos.
 

 
La población de Colombia presentó una asociación significativa con una baja puntuación en la dimensión de prácticas. En general, la puntuación de conocimientos, actitudes y prácticas de la población incluida en el estudio es baja, lo cual, asociado a la inequidad en la distribución de vacunas, entre otros factores sociales, políticos y culturales favorecen esa indecisión a la hora de la vacunación.
 
“Nuestro estudio evidenció una asociación positiva muy importante entre los conocimientos y las prácticas, y encontró que las fuentes primarias de información son redes sociales (66%) e internet (58%), por lo cual, de lograr impactar positivamente el nivel de conocimiento de la población mediante el desarrollo de medidas básicas como el diseño de infografías cortos, fáciles de entender y de rápida difusión promovidos por instituciones educativas como la Universidad del Cauca, fortalecería las prácticas, contrarrestar la desinformación e impactaría la indecisión a la hora de ser vacunados”.

Jorge Andrés Sánchez Duque concluye que estamos ingresando a una nueva etapa de la pandemia, una nueva normalidad en la cual gracias a las medidas de control y a la vacunación, algunas de las principales ciudades del país, las cuales tuvieron sistemas de salud a punto de colapsar, hoy presentan cifras de muertos por día de 2 cifras o menos. “Sin embargo, es necesario no bajar la guardia, y el sector educativo debe tomar un rol protagónico en lo que resta de la pandemia, e incluso, en las futuras pandemias. Es necesario romper el ciclo de pánico y olvido, y como Universidad del Cauca, comenzar a prepararnos para solucionar este y otros retos de la salud pública de nuestro país”.

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